RYR Pinto: La Pasión que se transformó en marca registrada en el Valle de Aconcagua

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RYR Pinto en San Felipe y en Los Andes es sinónimo de autos y de éxito comercial, sin embargo, no muchos conocen los inicios y la historia que tiene esta empresa que ya es marca registrada en la zona. “Esto es una pasión”, así comienza la entrevista en las actuales oficinas de la empresa el mayor de los hermanos, Roberto Pinto. La empresa se inicia el año 1992. Comentan que lo hicieron en San Felipe, básicamente porque somos de San Felipe y nos gusta que nuestra ciudad se desarrolle.

Esto surge como una pasión más de Roberto, a quien le gustaban desde siempre los autos, comenta Ramón, quien se reconoce más cercano a la agricultura, rubro donde ambos hermanos se desempeñaban anteriormente en la matriz familiar del conocido empresario Roberto Pinto.

Ramón cuenta que “como a nuestro padre le gustaba más la agricultura, era muy poco probable que hubiese alguna inversión en un rubro nuevo”. Ambos se miran y dicen “bueno, había un poco de  dinero y decidimos esta aventura que era montar una automotora en San Felipe, y ahí empezamos a averiguar sin mayor experiencia, pero sí con muchas ganas”. Cuando les preguntamos acerca de lo que les había comentado el patriarca de la familia ambos ríen y guardan el secreto.

¿Cuáles son los primeros pasos?

Ramón comenta que “ambos estábamos en la oficina agrícola y dijimos, bueno, cómo lo hacemos, que marcas no hay en la zona y ahí dijimos Suzuki, Mazda y la desconocida para ese momento marca coreana Hyundai, ahí buscamos en las páginas amarillas y partimos con toda la confianza a proponer a las marcas.

¿Cómo logran ir capitalizando?

La clave, cuenta Roberto, era no retirar dinero del negocio para vivir o para otras cosas y así lo hicimos. Ramón interrumpe y cuenta que durante todo el comienzo fue Roberto quien se hizo cargo, el siguió trabajando prácticamente un año en la agrícola y llegaba a las 18 horas; en ese momento Roberto desde el otro sillón sonríe y le muestra 4, fueron cuatro años, eso sí, y ambos ríen.

En lo que están de acuerdo es que la estrategia era que ambos tenían una pequeña renta agrícola que compartían y eso hizo que del negocio no sacaran ni para comprar una Coca Cola.

 

 

¿Y en qué momento te decides Ramón a dejar la agrícola?

-Un día Roberto me dice: sabes, cualquier gestión que tu hagas en la automotora es más de que lo que puedas hacer en la agrícola. Y de un día para otro agarré mis cosas y partí, y acá estamos.

Roberto comenta que siempre estuvieron buscando un negocio comercial que no dependiera de otros factores como la agricultura, donde está el factor climático, internacional, etc…, “entonces siempre lo buscamos es por eso que vendimos unos predios agrícolas en Talca y Los Andes y con eso pudimos crecer”. Roberto es claro en decir que la clave está en trabajar día a día, de 9 a 9, y no sacar ningún peso.

Con respecto a la opinión de su padre, el tradicional empresario panadero y agrícola Roberto Pinto, sólo comentan que: es un hombre más tradicional en la forma de hacer negocios y siempre un nuevo negocio implica riesgos, remata Roberto, aunque debemos decir que a la hora de las fotografías y con la grabadora en silencio reían de manera cómplice acerca de la verdadera opinión que el patriarca les había dado…

¿Y la competencia, Roberto?

-Hay un tema que es para todos los negocios igual. Nosotros nos criamos en panadería donde se trabajaba 20 horas al día, entonces hay cosas que se repiten, el recurso humano, lo comercial-. Los hermanos nos cuentan que la clave está en hacer las cosas correctas, de manera simple y de a poco se va corriendo la voz. Una clave importante es arrimarse a un árbol de buena sombra y bueno, Derco es el principal importador.

¿Cómo era la propiedad de Chacabuco?

-Era una propiedad de 20 metros de frente y 70 de fondo. La partimos por la mitad porque era muy grande para el momento, ya que con un par de mesitas teníamos, de hecho, trajimos las primeras 10 camionetas Mazda con el temor de que no se vendieran, pero felizmente no ocurrió. De ahí para adelante hemos ido comprando terrenos hasta lo que puedes ver hoy día y que siempre se va quedando pequeño.

¿Cómo han podido llevar la relación de hermanos?

Bien, siempre uno debe ceder en algo- sonríe Roberto-, pero al margen de las bromas la clave está en la confianza absoluta en el otro. Sin embargo, es sabido que cada uno realiza un rol, Roberto la parte más mecánica y Ramón la gestión, pero reconocen que ambos pueden realizar ambas.

Remarcan que es importante la relación con los trabajadores, ya que si algo se nota en esta empresa es que hay personas de mucho tiempo y se notan las confianzas. Los hermanos acentúan que eso es fundamental, tratar a los demás como te gusta que te traten a ti y las cosas van a funcionar.

 

¿Cómo se logra estar siempre a la vanguardia?

En este caso DERCO tiene cursos de capacitación permanente tanto para la parte técnica como comercial.

¿Pensaron que tendrían gran crecimiento del parque automotriz?

En los negocios uno sabe el día que parte y nunca cómo terminan. En este caso influye mucho el crecimiento y las políticas del país, y en ese sentido fueron importantes las políticas económicas de los 80, que se siguieron en comienzo de los 90, que repercutieron en una mejora sustantiva económica que se trasladó hasta la industria, se pasó de que existiera 1 auto cada 14 personas a 4, ahora los países desarrollados pueden llegar al 1 por uno, sin embargo, es uno de los mercados más competitivos. Lo que ocurre hoy es que muchas más personas se pueden dar el gusto de tener un auto, básicamente por la facilidad de obtener financiamiento

 

El Hobby que se transformó en negocio

No muchos saben que hace un tiempo los hermanos Pinto también tienen una juguetería en la comuna de Las Condes, en la capital. Ramón cuenta que siempre estuvieron pensando en poner un pie en Santiago y ese fue transformar un hobby de Roberto que hasta el día de hoy practican, el aeromodelismo, en un negocio, y así comenzaron a importar productos de hobby y juguetes , convirtiéndose en una gran juguetería.

Ramón cuenta que cuando empezaban en este nuevo emprendimiento fueron a una feria de Nuremberg, Alemania, llegaron al aeropuerto en la noche y no sabían dónde estaba el hotel, hasta que un gps que llevaba Roberto desde Chile los salvo. De ahí en adelante han sido varias ferias, ya sea las de Alemania o de China, donde deben ir a realizar los contactos con las grandes marcas para traer los productos a Chile.

Sin embargo, no todo es trabajo, cuentan que una vez estaban en un hotel pequeñito en Alemania con personas de otros países, quienes también estaban en esa feria, y a Ramón se le ocurrió ir a comprar unos limones y hacer unos piscos sours para los otros huéspedes que se juntaban en el bar.

Se ríen también al contar que siempre hay apuestas que fallan, como un avioncito pequeñito que trajimos, pero era para personas muy especializadas y bueno en ese no nos fue muy bien, aún deben haber cajas por ahí…

 

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