Con todas las medidas sanitarias se realizó Tedeum en San Felipe

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El 17 de septiembre se celebró un nuevo Te Deum por el aniversario de nuestra patria, está celebración fue presidida por el Padre Gonzalo Bravo Álvarez, Obispo diocesano, en los jardines del Complejo Patrimonial del Buen Pastor de San Felipe, contó con la presencia de autoridades de las provincias de San Felipe y Los Andes, los  Gobernadores  Claudio Rodríguez Cataldo y Sergio Salazar, los diputados Camila Flores y Luis Pardo,  los alcaldes Manuel Rivera de Los Andes, Pedro Caballería de Rinconada y Claudio Zurita de Santa María, el Comandante del Destacamento de Montaña Nº3 “Yungay”  CL. Patricio Ochoa Peñailillo, el representante de la Escuela de Montaña Mayor Felipe Segovia Llanos, el Prefecto de Carabineros, CRL. Jorge Chabán Vilches, los Consejeros Regionales Mario Sottolichio, Iván Reyes y Percy Marín, además de representante de organizaciones sociales, educacionales y las hermanas de la Congregación del Buen Pastor.

El Obispo Diocesano manifestó: “Te Deum es un antiguo poema escrito en latín con el fin de redirigir nuestra mirada agradecida a Dios, reconociéndolo como Señor y Padre. Alguien podría objetar esta acción en tiempos de pandemia, de aislamiento social y de incerteza existencial. Para quienes tenemos fe, Dios es siempre fuente de bendición, aún en los dolores, los sufrimientos y las cruces que nos toque soportar. Nuestra fe cristiana no radica solo en el bien realizado por Jesús en beneficio de los hombres y mujeres de su tiempo, sino en el mal padecido por Jesús en la cruz en favor de toda la humanidad

También el Padre Gonzalo expresó: – “queremos confiarte, una vez más, los destinos de nuestra patria y el recuerdo de nuestra historia. Queremos que tú, oh Dios, sigas siendo quien nos ayude a construir el futuro de nuestra nación. Estas tierras fueron testigos madrugadores del amanecer de la libertad de un pueblo que se hizo dueño de sus decisiones. Por estas montañas, valles y mares, los caminos de autodeterminación nacional se recorrieron sin vacilar y con denuedo. Hoy, nos disponemos a seguir escribiendo lo que nos corresponde, en esta historia que Chile surca adentrado ya el siglo XXI. Hoy, queremos darte gracias por tu paternidad. Nos hace bien como chilenos y chilenas reconocerte como Dios y Padre, como fuente de consuelo en esta vida y de encuentro total en el cielo”.

Llamados  partícipes activos de la construcción de nuestra patria

Más adelante hizo un llamado a participar en el proceso eleccionario del octubre, expresando: “A ti Dios, queremos encomendarte la consulta ciudadana referente a la carta constitucional, sabiendo que el corazón de una constitución solo tendrá impacto si es que renovamos nuestro corazón con nuevos valores. Es importante sentirse partícipes activos de la construcción de nuestra patria;  desde ya invito a cumplir con la obligación cívica de ir a votar en el Plebiscito, no sin antes informarse adecuadamente. Parte importante de lo que queremos ser estará regido por la carta constitucional, que deberá marcar el camino de desarrollo humano integral”.

El Obispo Diocesano manifestó: “La pandemia nos tomó por sorpresa y nos obligó a aislarnos; ¡cuán duro ha sido para muchas personas ese confinamiento en una casa indigna y sola! Pero, por otro lado, cuánto nos ha servido para conocernos entre nosotros mismos, como familia y como vecinos. La injusticia que escondía un supuesto sistema exitoso y de promoción económica, se ha cambiado por iniciativas solidarias maravillosas, que nos hacen pensar que sí es posible construir un país más justo y solidario. Hay otros valores ciudadanos, y también cristianos, que han comenzado a emerger: el valor de estar juntos, la estabilidad en el cuidado de nuestros niños, niñas y adolescentes, la necesaria cercanía hacia nuestros adultos mayores, el fortalecimiento de las oportunidades para nuestros jóvenes”.

Sobre la dimensión espiritual de la carta constitucional

El Obispo Diocesano expresó: “Por más pertinente que sea una carta constitucional, si esta no se pronuncia sobre los aspectos del sentido de la vida, el valor de la dimensión espiritual, el aseguramiento de las condiciones necesarias para gozar de una vida auténticamente humana, el fortalecimiento de las confianzas y el reposicionamiento del bien común sobre la conveniencia personal, no será sino una mera declaración de principios que no afectará la vida real de quienes vivimos en esta hermosa tierra”.

Para finalizar expresó el Obispo de Aconcagua: “En esta ocasión queremos pedirte que tu paternidad divina nos anime a una fraternidad humana, en la que nadie se siente excluido ni menospreciado. Hoy son muchas las personas que se integran a nuestra sociedad desde otros países, culturas y tradiciones; esta realidad no es nueva para nosotros. Los pueblos originarios de nuestras tierras han visto llegar, a veces con violencia arrolladora, desde lejanas tierras a quienes hoy son parte de nuestra historia. Una vez más la providencia de Dios nos pone ante la misma oportunidad: acoger a quienes vienen de lejos para hacerlos sentir en casa, porque todos somos migrantes y caminantes hacia la casa celestial. Qué lindo será rezar el ‘Padre nuestro’ si sentimos a cada persona que nos circunda como ‘hermana, hermano’ nuestro.”

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