Desde que se descubrieron, las vacunas -junto con la potabilización del
agua- han sido una de las claves del éxito de la salud mundial, aportando
grandes beneficios a la humanidad. Enfermedades que hace décadas generaban una gran mortalidad, anomalías congénitas o discapacidades como la viruela, la poliomelitis, el sarampión, la difteria o la hepatitis B hoy ya están erradicadas, en camino a serlo o controladas por los sistemas sanitarios.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, las vacunas evitan entre
dos a tres millones de fallecimientos al año. De hecho, ningún otro
medicamento ha salvado más vidas, dándonos una idea de lo crucial que han sido en el mantenimiento de la especie. Por eso, hoy nos encontramos en uno de esos momentos “cruciales” de nuestra propia historia.
Y a pesar de todas estas consideraciones, las vacunas siguen siendo un tema
controversial. Especialmente ahora, cuando ya se están aplicando las
primeras desarrolladas destinadas a controlar la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, para que esto ocurriera, cada desarrollador tuvo que pasar por ensayos clínicos, que determinaron su seguridad y efectos biológicos,
además de la eficacia en la prevención de la enfermedad. Aún así, existen
detractores debido a la rapidez con que éstas se han desarrollado.
Por eso, es importante recordar que cuando se decretó la pandemia por el –
en ese entonces- nuevo virus H1N1 de la influenza, que fue detectado en
abril de 2009, el 5 de octubre de ese mismo año se administró la primera
dosis de una vacuna para combatirlo. Esto ocurrió ya que existían
investigaciones y desarrollos previos -para otros virus de influenza-, que
ayudaron a dar con la fórmula correcta en un tiempo récord. Lo mismo
ocurrió para que hoy tengamos una serie de ellas para frenar este nuevo
coronavirus.
Actualmente, muchas de las vacunas contra la influenza combinan su
protección para virus A, B y sus variantes, reduciendo entre un 40 y un 60%
el riesgo de contraer la enfermedad, según el Centro para el Control y la
Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, y previniendo más de 85 mil hospitalizaciones por complicaciones asociadas a la misma enfermedad sólo en el territorio norteamericano. Sí, la misma que nos aplicarnos todos los años comenzando marzo y antes que llegue el invierno.
Hoy es esencial que podamos proteger a nuestro organismo de la mayor
cantidad de patologías posibles, especialmente de las amenazas que llegan
con el invierno, además del coronavirus. No olvidemos que la vacunación es un acto de responsabilidad propio y para aquellos que nos rodean,
constituyendo una de las medidas sanitarias que más beneficio han generado a la humanidad.
Paula Molina
Químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.