Una de las principales herramientas que ha utilizado el modelo neoliberal para que las y los ciudadanos se desentiendan de su realidad de clase trabajadora, es el posicionamiento de la idea de que existe la “clase media”, es decir, una categoría social y económica “en vías de crecimiento”, en la que se está por encima del promedio y se tiene acceso a ciertos “privilegios”, como la capacidad de pago por salud, educación y otros. En esta perspectiva, se va desdibujando la identidad y conciencia de clases, y se resaltan conceptos abstractos como el esfuerzo, las oportunidades y la meritocracia, pasando por alto las condiciones estructurales que van definiendo nuestra calidad de vida.
La crisis social y sanitaria que vivimos producto del Covid-19 ha venido a profundizar las desigualdades del país y han derribado, en base a las medidas sociales insuficientes e hiperfocalizadas propuestas por el Ejecutivo, la ilusión de la clase media. Una vez más, se evidenció que la ya mencionada, no es más que una clase trabajadora menos precarizada y con mayor capacidad de endeudamiento, en base a créditos; pero que a la primera crisis, y sin capacidad de ahorro, todo se viene cuesta abajo y termina en la misma condición de vulnerabilidad. Esto se hace carne con la medida propuesta por el Gobierno del “Bono Clase Media”, donde gran parte de los chilenos no calificó bajo los estándares propuestos, demostrando que se siguen impulsando medidas para una clase inexistente, sin tocar el fondo de la problemática.
El gobierno continúa proponiendo “soluciones” parches, irreales e hiperfocalizadas (para un público ficticio), con criterios cuestionables e incumplibles, dejando a millones de familias aún más desprotegidas ante la grave crisis que enfrentamos a nivel mundial. Y esto no nace desde la desconexión de la derecha con la realidad, al contrario, sino desde la defensa irrestricta de los intereses económicos de la clase que representan.
Una respuesta concreta y eficaz para enfrentar el contexto actual, es la entrega de una Renta Básica Universal de Emergencia, financiada a través de un impuesto a los Súper Ricos, tal como lo ha propuesto la bancada comunista, liderada por la Diputada Camila Vallejo, pero ¿cómo esperar que la medida sea apoyada por el Gobierno del presidente Sebastián Piñera, si este está compuesto por los mismos magnates que han incrementado sus fortunas durante la crisis, y que deberían pagar más impuestos?
Como siempre, la raíz del problema sigue estando en el modelo económico imperante, el que fue impuesto a fuego durante Dictadura. Ya lo dijo Marx en su momento, el motor de la historia es la lucha de clases, y la negligencia en el manejo de la pandemia también lo es.
Somos y seremos clase trabajadora y, desde esa conciencia, radica la única ayuda concreta que ha recibido el pueblo durante la pandemia. La organización social y vecinal ha llegado donde el Gobierno, desde su zona de confort, no lo ha hecho.
Mauro Mura Pineda.
Profesor de Castellano, Licenciado en Educación,
Mg. © en Dirección y Liderazgo.
Escritor