Chile tiene una de las tasas de suicidio más altas de Latinoamérica y el mayor aumento sucede en primavera, también conocida como la Primavera Gris.
De acuerdo a un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las tasas de suicidio han aumentado en un 60% en los últimos 45 años, estableciéndose en una de las dos primeras causas de muerte entre los 15 y 44 años y en la segunda causa entre los 10 y 29 años de edad.
Esta conducta se explica por las denominadas «depresiones por periodos estivales», que se relacionan directamente con las distintas estaciones del año.
En primavera específicamente afecta más a las personas que tienen diagnósticos depresivo, particularmente esto se da debido que su entorno comienza a manifestar más sus emociones placentera creando una contradicción, una comparación inconsciente y subliminar, lo que origina sensación de angustia he incomprensión llegando a tomar decisiones drásticas.
El 79 % de los hombres tiende a suicidarse más que la mujer sin embargo un porcentaje mayor se da en mujeres que se autofragelan, esto se puede entender que al hombre le cuesta expresar sus emociones y tiende a tomar medidas desesperadas.
Es importante poner en alerta a la sociedad sobre esta situación y cuidar a las personas que tienen síntomas o diagnósticos depresivos en su núcleo familiar o social y hacerlos partícipes e incluirlos en las actividades cotidianas, es decir, invitarlos a salir, hacer que cambien su ropa por otra de la temporada, preocuparse de saber cómo están y sientan que su entorno no los ha dejado de lado, invitarlos a participar de algún modo durante la primavera incorporarse en las actividades, porque la persona ya está deprimida, tiende a aislarse y ha ensimismarse dentro de si y eso aumenta aún más la diferencia entre lo que está pasando en su interior y lo que pasa a su alrededor.
Si tienes un amigo o conocido que manifiesta emociones displacenteras, ejemplo, mientras todas las personas están más alegres, esta persona empeora su estado de ánimo, empieza a ponerse más negativa más crítica, se aísla o manifiesta alteraciones de sueño, irritabilidad, estado de ánimo bajo, falta de energía, retraimiento de las actividades usuales, es necesario poner mayor atención.
Si bien es cierto en tiempos de pandemia la tasa de suicidio ha disminuido no debemos bajar la guardia en ningún momento respecto de esta perceptiva causa de muerte. Es más, si algo podemos decir es que, cuanto más nos sintamos parte de una comunidad fundada en los afectos y la cercanía social, aumenta la probabilidad de estimular a otro ser humano a tomar cuidados terapéuticos e incluso simplemente oírlo y de esta forma se probablemente podremos motivarlo a una vida digna de ser vivida y no desear finalizarla.
La era de la pandemia está siendo un aprendizaje para cambiar nuestras vidas, nuestras compañías y soledades. Es un tiempo para conectarnos con nuestro ser interior y lograr mayor conexión entre este y el mundo material. Además, si bien la empatía, la solidaridad y la reciprocidad son conceptos conocidos, hoy en día atesoran modernizada eficacia frente a los acontecimientos de nuestra vida en pandemia.
“EN EL VALLE DE ACONCAGUA NOS CUIDAMOS TODOS”

Valeska Montenegro Moreno.
Docente diplomada en lenguaje y Comunicación.
Psicóloga Educacional Reg. SECREDUC 161.173
Magíster en Dirección de Recursos Humanos
Magíster en Mediación y Gestión del Conflicto. (Valencia/España)