Opinión: Más y Mejor…No Menos y Peor

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Por Claudio Rodríguez Cataldo

Luego de 20 años Nicolás Maduro inicia -aunque lento y calculadamente aún- un proceso de reversión de las expropiaciones iniciadas por Hugo Chávez. El símbolo de este proceso parece ser la devolución a sus propietarios, luego de 14 años, del Centro Comercial del Sambil.

Pero al parecer Maduro no sólo quiere dejar ahí las cosas, sino que ha instruido a varios de sus ministros coordinar un programa de devolución de bienes de producción expropiados, aunque sin pagar indemnización alguna. El proceso, según señalan algunos medios venezolanos, abarcaría desde cadenas de hoteles, empresas y predios agrícolas, entre otros rubros de producción expropiados.

Ante estos hechos conocidos surge la pregunta: ¿qué impulsó a Nicolás Maduro a iniciar este proceso? Al parecer es demasiado pronto para juzgar y sacar conclusiones acerca de las verdaderas intenciones del mandamás venezolano, aunque ya algunos se aventuran y señalan que se trataría de una estrategia política con miras a la elección presidencial del año 2024 en la que Maduro quiere ser nuevamente candidato. Otros analistas piensan que detrás estaría el reconocimiento implícito del fracaso del proyecto político y económico de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, lo que ha empujado a 6 millones de venezolanos a dejar su país, un país que otrora fue una de las grandes economías sudamericanas gracias al petróleo, a sus riquezas naturales y por cierto a su capital humano. Un dato importante para tener presente: el año 2018 la inflación en Venezuela alcanzó la cifra record de 130.060%. Para tener un elemento comparativo, en Chile, el año 1973, Gobierno de la UP, la inflación acumulada llegó a 449,1% y los chilenos estábamos desesperados.

Mientras leía artículos acerca de esta posible nueva realidad de Venezuela, no pude evitar preguntarme, así como va el texto de la propuesta de nueva constitución que nos presentará la Convención Constituyente ¿haremos el mismo camino fracasado recorrido por tantos países, entre ellos Venezuela, Cuba, Nicaragua, Corea del Norte, entre otros? ¿perderemos todo lo ganado hasta aquí y pasaremos de ser un país que imitar y estar entre los primeros de Latinoamérica a sumergirnos nuevamente en la mediocridad como ocurrió por tantos años? No tengo duda que Chile necesita una reforma a su Constitución Política, una que nos interprete, sino a todos, a la inmensa mayoría, pero ¿eso es lo que está por ocurrir? Pareciera que no, por el rumbo que lleva la Convención Constituyente y no querer escuchar a nadie que piense diferente, que dicho sea de paso son cada vez más y de los más variados sectores políticos, sociales y académicos del país. Sin duda requerimos de un importante ajuste a nuestra carta magna, una que abra mejores posibilidades a todos para disfrutar del crecimiento del país, de modo que este se realice con equidad y humanidad. Tengo la más profunda convicción acerca de esto último, es decir, más y mejor y no menos y peor.

Una última reflexión: nuestro pueblo, que será el que más afectado resulte con una situación semejante ¿deberá sufrir 20 o más años para empezar a recuperar lo perdido? ¿también deberá buscar un mejor país para emigrar tal como lo han venido haciendo venezolanos, peruanos, bolivianos, haitianos, entre varias nacionalidades? Francamente, espero que no.

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