Opinión: La responsabilidad de la élite en la crisis social chilena

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«Es innegable que Chile atraviesa tiempos complejos, la enorme crisis y estallido social del 2019 aún tiene repercusiones en toda la nación. Y si bien a esta altura ya es incuestionable que esta revuelta se gestó por los enormes privilegios de una élite que tensó al máximo el elástico de una constitución ilegítima y un modelo neoliberal que los enriqueció mientras generaba desigualdad, hoy ellos se atreven a apuntar con el dedo al resto de la sociedad acusándola de la actual división y violencia.

Porque, en lo real, que distinta sería nuestra sociedad si los grandes poderosos no hubieran impulsado a través de acciones de sabotaje y mentiras sistemáticas, muy al estilo de lo que hacen hoy, un golpe de estado que destruyó el proceso de cambios de Allende junto a los avances sociales que había conseguido el país. O qué bien estaríamos si este mismo grupo que pactó en los años 90 el fin de su dictadura no instalara esa pseudo democracia que permitió mejorar algunos aspectos de las necesidades de la
gente, pero con un límite claro en no tocar su modelo ni sus privilegios.

Aún más, en lo concreto, durante todos estos años el trabajo de la élite ha sido detener cualquier cambio que beneficie a la ciudadanía tocando sus intereses, estuvieron contra la gratuidad en la educación, contra garantizar el agua como derecho y contra el divorcio, entre tantas otras cosas. Por ejemplo, ya en el siglo actual, al momento del segundo gobierno de Michelle Bachelet hicieron lo imposible por desestabilizar el proceso de cambios, bastante moderado, que ella intentó llevar adelante. En lo más notorio, se opusieron al proceso de modificación constitucional que Bachelet impulsó dado el evidente desgaste y descontento que se estaba generando en el país por tantos años de injusticias. Acá demostraron, una vez más, que no les importa Chile, y que no les interesa modificar las cosas que atentan realmente contra la democracia, como la desigualdad, la sensación de descontento y, por sobre todo, la pobreza dura. Finalmente, una vez desatado el estallido social la élite no solo declaró la guerra al pueblo cometiendo graves violaciones a los derechos humanos, sino que, si bien aceptaron la salida institucional a la crisis, representada por la Convención Constitucional, desde el primer día han hecho todo lo posible por deslegitimarla para que fracase.

En síntesis, en cada momento que la élite, representada por la derecha, los defensores del modelo neoliberal y los poderes fácticos ha tenido la oportunidad de enmendar sus errores, abriéndose a cambiar las cosas para arreglar las verdaderas causas de la violencia y la crisis social, no lo han hecho y han elegido el camino de la represión, las mentiras y la violencia de estado, demostrado que su interés siempre ha sido y será controlar el descontento ciudadano, y no modificar sus causas.

Resulta, entonces, ser una osadía tremenda que esa misma élite reclame hoy contra el proceso de cambios, encarnado democrática e institucionalmente en la Convención Constitucional y el gobierno de Gabriel Boric, planteando que
se está generando violencia e inestabilidad por aplicar las políticas necesarias para, precisamente, arreglar las enormes heridas que este pequeño grupo ha causado.

Este actuar de la élite, durante toda la historia de Chile, debe estar claro en los agentes de cambio para no caer en la desesperación frente a su actual campaña de desprestigio y mentiras. Esto no impide que debamos ver los errores que se han cometido, en pro de corregirlos para lograr sanar de una vez por todas un país que ha sido fracturado, explotado y saqueado por
unos pocos. El futuro de Chile se disputará entre dos almas, la de los que realmente creen en la democracia, y lo han demostrado a lo largo de la historia buscando una patria justa y equitativa, y quienes solo creen en una democracia de mentira, que le asegura a un puñado quedarse con el fruto del trabajo de todos.»

Daniel Zamorano Vargas
Kinesiólogo, Diplomado en Gestión Pública para el Desarrollo Territorial y
en Liderazgo Social.
Magister (c) en Desarrollo Humano FLACSO Argentina

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