Por Claudio Rodríguez Cataldo
El 21 de abril pasado, una persona lanzó una piedra al presidente Gabriel Boric en el contexto de su visita a La Serena. La persona fue detenida por un ex – funcionario de la PDI que se encontraba en el lugar.
¿Qué pasó con el detenido? El Tribunal declaró ilegal la detención. La abogada defensora reclamó ilegalidad en la detención por no haber querella presentada por el Ministerio del Interior, argumento que fue acogido por el juez, quien ordenó su liberación.
Si bien no me cuento entre los que votaron por Gabriel Boric, ni por un segundo podría simpatizar con la persona que atentó contra el presidente.
Y para ello tengo una razón que la considero poderosa, la Presidencia de la República es una institución de nuestra república y se debe cuidar y se respetar. Si ese respeto y ese cuidado desparece, estaremos a merced del caos y la asistematicidad.
Desgraciadamente con el correr de los años, décadas diría yo, hemos ido perdiendo el respeto y el cuidado de varios de nuestros símbolos nacionales. El himno nacional, la bandera, son alguno de ellos, símbolos que representan y constituyen la unidad de la nación.
Así es que más allá de haber votado o no por Gabriel Boric, hoy es el presidente de nuestro país, elegido democráticamente, y se le debe respetar, lo que es muy diferente a estar o no de acuerdo con sus políticas o programa. Tampoco lo anterior significa que no se le pueda criticar con firmeza si el caso lo amerita, a él o a cualquier presidente, pero de allí a pasar a la agresión física, es otra cosa y hay un gran trecho.
Me imagino lo incómodo y nerviosos que deben haber estado los miembros de su seguridad, al fin y al cabo son responsables de su integridad física y su vida.
Creo entender cuando el presidente señala que mantendrá su estilo de cercanía con la gente y cuánto quisiéramos todos volver a los tiempos en que el expresidente Jorge Alessandri caminaba desde su casa ubicada a un costado de la plaza de armas de Santiago hasta La Moneda, sin que nadie atentara contra su persona. Pero los tiempos cambian, desgraciadamente, y ya no es lo mismo que antes. A modo de ejemplo, el Papa Francisco, y el propio Juan Pablo II debieron cambiar su estilo de cercanía, particularmente luego del atentado al segundo de ellos. Creo que el presidente Boric, por más que le guste ese estilo, tendrá que modificarlo, pues fanáticos y locos hay en todas partes. Si el presidente quiere mantener cercanía con la gente, deberá hacerlo de otra manera, empatizando con los problemas reales de las personas y buscando soluciones efectivas y creativas que no agraven más la situación.
La señal de querellarse que tuvo el Gobierno estuvo bien a mi juicio, pero al parecer a destiempo por el argumento utilizado por la abogada de la defensa, pero por la gravedad del hecho, no basta sólo con querellarse, es importante perseguir la responsabilidad de quien atentó contra el presidente con todas las herramientas que permite el Derecho, de manera que no quede duda que una acción semejante no podrá repetirse sin sufrir todo el peso de la ley, ni ahora ni nunca.
Lo ocurrido, creo debiésemos tomarlo como una alerta para cuidar y respetar más a nuestras instituciones, nuestra democracia y nuestra libertad.