El pasado domingo 07 de agosto, se conmemoró en nuestro país el día del niño y la niña. Para muchos quizás esta fecha resuena como un día comercial, enfocado en incentivar el consumismo a través de la compra de juguetes y regalos para niños, niñas y adolescentes, pudiendo incluso llegar a perderse de vista el sentido o significancia de esta celebración. Por lo mismo, es importante que recordemos que este día no fue escogido al azar, si no que debido a que hace 32 años, específicamente el día 14 de agosto de 1990, el estado de Chile ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño, lo que conlleva la obligatoriedad de parte del estado de tomar las medidas necesarias para dar efectividad a todos los derechos establecidos en la Convención. En consecuencia, podemos reconocer un gran valor en dicho instrumento, toda vez que se ha utilizado en nuestro país para promover y proteger los derechos de la niñez y la adolescencia.
Llevando la temática a un plano local, como Oficina de Protección de Derechos de niños, niñas y adolescentes, queremos conmemorar el día del niño y la niña con un sentido, recordando la importancia de proteger, resguardar y respetar los derechos de niños, niñas y adolescentes. Es así que estamos llevando a cabo la campaña comunicacional denominada “Que el Buen Trato no sea un Rato”, donde proyectamos visibilizar a nivel público la reflexión en torno a la importancia de generar una convivencia armoniosa entre todas las personas que componen la comunidad, con especial énfasis en la vinculación que sostenemos con la niñez y adolescencia, y el buen trato en la crianza.
No se puede desconocer que la violencia y los malos tratos producen consecuencias negativas y profundas en la vida y bienestar de los niños, niñas y adolescentes que sufren de ella. Dichos efectos son diversos y varían caso a caso. Por ejemplo, es probable que se vea deteriorada la autoestima y la salud mental del NNJ victimizado, además de perjudicar el desenvolvimiento de relaciones familiares y con pares. Asimismo, dicha vulneración podría impactar en su rendimiento y funcionamiento escolar, existiendo incluso mayor propensión a consumir drogas y alcohol, y a replicar estas conductas maltratantes con sus propios hijos en el futuro.
Por el contrario, una crianza basada en los buenos tratos, es decir, centrada en el afecto, en la contención, en la demostración de cariño, en el diálogo y la comunicación como estrategia de crecimiento, encuentro y resolución de conflictos, produce efectos positivos en su crecimiento, desarrollo y bienestar. Igualmente, brindar un espacio para expresar las emociones con respeto y empatía, generando un contexto en el que niños, niñas y adolescentes se sienten amados y queridos, resulta fundamental. Es importante contemplar que, desarrollándose en un ambiente bien tratante, niños y niñas aprenden a resolver sus conflictos sin utilizar ni validar la violencia como mecanismo, y así se evita que reproduzcan conductas agresivas y violentas en sus relaciones actuales y futuras.
En definitiva, la invitación es a que, desde nuestra mirada de adultos, podamos reflexionar sobre la importancia de criar niños, niñas y adolescentes desde la cultura del buen trato, reconociéndolos y aceptándolos como seres humanos, a partir del amor, la comprensión y la incondicionalidad. En este ámbito resulta un buen ejercicio recordar cuando fuimos más pequeños, evocando cómo nos sentíamos cuando no éramos bien tratados. Ahora bien, el desafío no queda sólo hasta allí, sino que implica poder involucrarnos, comunicarnos, estar en el aquí y ahora con nuestros hijos, pues es la única manera de saber lo qué necesitan, acceder a su mundo interno y así poder sintonizar con ellos, generando una respuesta parental sana y nutritiva.
Equipo OPD Los Andes