Este domingo finaliza la tercera etapa de un proceso constituyente/ que entusiasma muy poco a los electores. Este proceso Constitucional, en palabras de Peters (2013) parece caer en “in the period of the declined interes” de la Agenda Setting. Lo concreto, es que el actual proceso en las encuestas de opinión sigue teniendo un nivel fuerte de rechazo, tanto en los rechazaron la primera propuesta y como aún más de los que la aprobaron. Pero aún hay un grupo que tiene la última palabra y que le da opción de llegar a buen puerto este proceso.
Si analizamos los últimos eventos electorales de estos dos procesos; en cifras, podemos encontrar cierto nivel de predictibilidad. Por tanto, proyectar la votación sería sobre una base conocida. El plebiscito de salida que habilitó este proceso el año 2020 contó con la participación del 50,95% total del padrón electoral, con amplia victoria del Sí a una nueva constitución con un 78,28% versus un 21,72% que no pretendía abrir este proceso para reemplazar la Constitución redactada en los años ochenta por Augusto Pinochet, fruto las protestadas sociales acontecidas el año 2019.
Este plebiscito fue con voto voluntario, al igual que la elección de los primeros 155 Convencionales Constituyentes, proceso que le entregó una amplia mayoría de más de 2/3 a todas las fuerzas de izquierda, centro izquierda y muchos grupos outsiders de izquierda. Después de un proceso manchado por la polarización y hechos que muchos pensaban que rayaban en la ridiculez, la propuesta de las fuerzas de izquierda fue rechazada por un 62% de los votantes plebiscito el 4 de septiembre de 2022. Pero, en esta ocasión, el voto fue obligatorio y con un nivel de participación superior al 85% del padrón electoral. El rechazo alcanzó en número de votos (7.8 millones) a superar las dos opciones (si o no) del proceso anterior en conjunto (7.5 millones), dando un golpe tremendo a la clase política chilena.
Así comenzó un nuevo proceso, tras intensas negociaciones en el congreso, con más etapas, cortafuegos y candados de control; se esperaba una discusión más simple y tranquila que permitiera darle al país un nuevo texto fundamental.
El anteproyecto de la comisión de expertos, fueron seleccionados en base a la fuerza electoral de los partidos en ambas cámaras del congreso (Diputados y Senado) demostraron un inusual equilibrio táctico de estar 50-50 frente a fuerzas de izquierda y de derecha.
Como consecuencia el anteproyecto fue presentado como una propuesta suscrita por todos las fuerzas políticas pero, como era de esperar, sin dejar contenta a ninguna. Sin embargo, las elecciones de consejeros del 7 de Mayo cambió radicalmente el panorama; se eligieron los Consejeros Constituyentes en dónde las fuerzas de derecha y centro derecha lograron mayorías absolutas muy por sobre los candados supra mayoritarios consensuados a este proceso.
De 50 Consejeros logran 33, los suficientes para modificar a su gusto el texto de los expertos, considerando que solo el partido más disruptivo de la derecha chilena, el Partido Republicano logró quedarse con 22 escaños, después de obtener el 35,41% de las preferencias.
Pero no era de extrañarse, sumados los porcentajes obtenidos por Republicanos y las fuerzas tradicionales de la centro derecha (Chile Vamos) logran un 64% de apoyo, calzando muy cerca del porcentaje del rechazo capitalizando todos los votos anti proceso anterior.
La apuesta es arriesgada, diseñar un texto para que las fuerzas de izquierda y el propio Gobierno de Gabriel Boric deban rechazarla públicamente, para empezar a crear o construir esos puentes, capitalizando una imagen debilitada del Gobierno. Se buscaría repetir el esquema 62%-38%, o tal vez acercando más a un 55%-45%.
Bajo este escenario no se puede dar nada por sentado, existe una real posibilidad de que esta propuesta sea nuevamente rechazada, siendo la primera vez en la historia reciente que algo así ocurriera, lo que está siendo desde ya apuntalado por algunos partidos de Gobierno más alguno que otro exlíder político con ganas de resurgir. Pero aún no está todo dicho.
Las fuerzas políticas del apruebo, buscan generar canales de acercamientos en temáticas de corrupción, delincuencia, migración, etc, tratando de mantener firme a su electorado más duro pero entusiasmando y resaltando genuinas expectativas de cerrar el proceso de parte de la masa de votantes que se incorporando estos últimos dos años. Es difícil, pero aun la venta esta abierta a cualquier posibilidad.
Por
Felipe Caro
Graduate Ambasador de la John Glenn College of Public Affairs en Ohio State University
Analista Profesional