Sentido y Ausencia por Ágata Martín

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Respirar el frio seco que duele. Un helado aire de noble naturaleza lastimando y besando el rostro. Así recibo la llegada a mi casa; después de tres semanas de ausencia. Profunda emoción contemplar la grandiosa cordillera nevada que dejaron las lluvias. Lugar y entorno de acogida familiar que mi alma se reencuentra para sentir y desear vivir.

Volver a mi casa, lugar de pertenencia como el enraizado Liquidámbar que va despojando sus rojas hojas. Levedad de la aceptación cumplida. Respiro el sonido cósmico que mueve el mundo, dándole sentido a la vida…, a la mía, en este instante de infinita dulzura. La música de Satie envuelve los sentidos y corre por mi sangre. Fluidez de su curso vital de emociones en este presente lleno de ausencias.

La otra realidad me baja a la tierra. Ramas quebradas que la nieve rasgara con su peso… rendidas sin quebranto. La naturaleza no pide permiso ni perdón en su hacer. El leñero, rompiendo la quietud con su motosierra. Liberando a los arboles del peso muerto de su vulnerable resistencia. Entre tanto, recojo las nueces que llenaron el suelo embarrado.

Amanecida de lamento que deja en el alma la soledad perturbada. Una languidez que no se sabe de dónde viene y a donde va. O si la identifico no quiero expresarla. Como aquellas moradas teresianas de soliloquios que la santa castellana almacenaba y discurría con sus hermanas. Mis moradas están llenas de secretos cerrados con llave. A veces las aireo para darles respiro y consecuencia. Si consecuencia tiene sentido o razón de ser.

El otoño trae estas quejas del alma, si percibes el final de los ciclos vitales. Está ahí, detrás de esas sombras desdibujadas. Vistiendo la pureza de los sentimientos que afloran como gritos que quieren ser escuchados. Pero solo los oyes tú y este silencio sonorizado por la música y los ruidos metálicos de las estufas con el crepitar de los leños.

En este sentir metafísico me rescato con un sueño imposible que solo los románticos nos recreamos en nuestra imaginación para olvidarnos que la realidad es otra. Realidad de fantasía onírica despierta. Momentos que se desvanecerá en la avanzada noche. Mañana el sol brillará en el corazón de los soñadores relegados y la ensoñación caminará por senderos de luminosa alegría.

 

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