21 de mayo por Ágata Martín

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as lluvias nocturnas se tomaron un descanso durante este festivo día. Fuera el aire huele a leña. Las ráfagas de viento y lluvias dejaron el suelo de los nogales y viñedos cubierto de mullida alfombra dorada. Salgo a caminar en la serenidad del paisaje despojado.  El cielo proyecta una hermosa luz de nubes grises y plateadas que se mueven con suave danza. 

Chile celebró su 21 de mayo. Fiesta que se rinde homenaje a los marinos muertos de la corbeta, La Esmeralda; capitaneados por Arturo Prat en 1879.  El combate naval de Iquique, me atrevería a decir que fue una romántica batalla, en principio, perdida al estar en condiciones desiguales. Fueron a cumplir una misión con la “voluntad del ser” que diría Gabriela Mistral, sobre la identidad chilena.  Así lo hicieron, frente a un adversario más poderoso y aventajado en tecnología naviera. Hundiéndose La Esmeralda, el gran héroe grita. ¡¡Al abordaje!! Saltando él y su sargento al Huascar peruano, entregando su vida. No me apasionan los patriotismos y héroes militares…, todo lo contrario. Sin embargo, siento cierta simpatía y admiración por Arturo Prat. Personaje romántico e idealista.

“Lugar de sueño, lugar de descanso” significado aimara de Iquique. Ciudad conquistada a Perú en la guerra del Pacifico.  Motivo y razón para redefinir las fronteras con los países vecinos, Bolivia y Perú. El verdadero interés de Chile era la riqueza del desierto. El Salitre y el cobre.  La explotación de las salitreras fue más dura, mucho más devoradora de vida que la guerra.” escribiria Gabriela Mistral. Extrema existencia de realidades abusivas con los trabajadores. La infraestructura que existía de comercio y servicios pertenecía a los dueños de las salitreras. Lo que ganaban los empleados les retornaba de nuevo a ellos con el abastecimiento de alimentos y uso de servicios.  Explotación en poder de extranjeros, ingleses y americanos.

Atraídos por la mística que tenía el norte pampino y el mundo de la minería, escritores, poetas, cineastas y otros, inspirados en ese desierto de soledad y vacío, escribieron sobre el paisaje y la compleja existencia social de quienes trabajaba y habitaba en el abrasador desierto minero. Las novelas de Rivera Letelier son las más conocidas. El creció y trabajó en ese mundo.  Remembranza de una infancia que terminaría recreando con, “La reina Isabel cantaba rancheras” “Fatamorgana de amor con música” o “Los trenes se van al purgatorio” fascinantes historias de personajes singulares, contadas desde el realismo magico que nos lleva a esa existencia y tiempo de color sepia. Lenguaje lirico y particular con humor… y, sobre todo, descripción del universo humano y social de la pampa salitrera.

Día de quietud que invita a la lectura de algunas de las novelas citadas para quien no las haya leído. Historia importante del pasado de Chile que ya no existe. Lo que queda de memoria, es algún que otro pueblo fantasma declarado patrimonio. Hoy alguna de aquellas oficinas salitreras, en el desierto más árido del mundo, son lugares que visitan los turistas.   

  

 

  

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