La Brecha Educativa en el Valle de Aconcagua y el Escándalo Cubillos por Felipe Caro López

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Felipe Caro López

Investigador Internacional

John Glenn College of Public Affairs

The Ohio State University

La falta de universidades en el Valle de Aconcagua es un problema que refleja las profundas desigualdades en el acceso a la educación superior en Chile. En una zona donde la oferta educativa se limita a unas pocas sedes de universidades e institutos profesionales, los jóvenes del valle enfrentan barreras significativas para acceder a una formación académica de calidad sin tener que migrar a ciudades más grandes como Valparaíso o Santiago. Esto no solo restringe sus oportunidades, sino que perpetúa el centralismo y la concentración de recursos en las principales zonas urbanas del país.

En este contexto, el reciente escándalo en torno a la ex ministra de Educación y ex convencional constituyente Marcela Cubillos, quien recibió un salario de 17 millones de pesos mensuales por dar un par de clases en la Universidad San Sebastián—algunas de las cuales ni siquiera habría impartido—es un reflejo amargo de la disparidad en el sistema educativo chileno. Mientras las regiones más apartadas, como el Valle de Aconcagua, carecen de una oferta educativa adecuada, figuras políticas con gran influencia reciben enormes sumas por compromisos académicos poco claros en prestigiosas instituciones privadas.

El caso de Cubillos pone en evidencia no solo la desconexión entre las élites políticas y la realidad del país, sino también la urgente necesidad de fortalecer la infraestructura y el acceso a la educación superior en zonas como el Aconcagua. Mientras algunos disfrutan de privilegios escandalosos en el sistema educativo, las regiones enfrentan limitaciones que afectan a miles de jóvenes que desean estudiar sin abandonar sus comunidades.

Este tipo de desafíos requiere una mirada integral por parte de todos los actores de las comunas del Valle de Aconcagua. Es fundamental construir una alianza sólida entre los sectores público y privado que permita no solo que los estudiantes se queden en la zona, sino que también se generen oportunidades para que las instituciones de educación superior contribuyan activamente al desarrollo local.

La presencia de universidades debe ir más allá de la oferta académica, siendo motor de crecimiento tecnológico, infraestructura y progreso social en las comunas. Para lograr esto, es vital que las universidades y los centros de formación técnica se integren de manera efectiva a las necesidades y potencialidades de la región, creando sinergias que beneficien a toda la comunidad.

Es imperativo que el debate sobre la descentralización y la equidad en el acceso a la educación superior se aborde con urgencia. No basta con construir nuevas universidades o sedes; es necesario garantizar que las regiones más apartadas tengan la misma calidad educativa que las grandes urbes.

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