Hace dos días menos de un año me escribiste. Me dijiste que no te sentías muy bien, ni física ni mentalmente. Tu personalidad era perfeccionista, y eso hacía que te pusieras pesos extras, sintiendo que no estabas cumpliendo. Me dijiste: «No estoy cumpliendo con la cultura, no estoy cumpliendo con las actividades, no estoy cumpliendo con la concejalía.» Pero sí estabas escribiendo. Recuerdo que me aferré a eso y te dije: «Sí estás cumpliendo con la cultura. Cada premio nuevo que ganas, cada publicación internacional nueva que haces, cada poema o microcuento con el que nos deleitas te hace cumplir.»
Podría haberte dicho que no tenías que cumplir con nada, que podías darte el tiempo de descansar, pero eso no habría servido contigo. Tu vocación y tu sentido social eran más fuertes; tenía que mostrarte que, aunque tu movilidad era reducida, estabas haciendo un gran trabajo. Te hablé de lo que estabas logrando en el municipio, de que estábamos a punto de nombrar una calle como Laura Rodig gracias a ti. No hubiera logrado eso sin ti y la comisión de género que formaste junto a tu amiga concejal. También mencioné los cruces de calles inclusivos, y cómo lograste que en Los Andes los pintaran con los colores de la bandera LGTBQ+. Logré sacarte una sonrisa con eso.
Pude sacarte de ese bajón. Fue tanto que me dijiste: «¿Te parece que Feli me haga una entrevista en Al Día? Así la gente sabe lo que está pasando, y la llevamos en el Diario del Viernes.» Obvio, te dije que sí, y bromeamos diciendo que tú mismo la tendrías que editar, porque nuestro compadre a veces se comía algunas comas. No estoy preparada para que esa entrevista salga a la luz.
Hay tantas cosas que no estoy preparada para que salgan a la luz. Es egoísmo, es cierto, pero recién llevo un año aprendiendo a vivir en un mundo sin ti, y apenas llevaba dos aprendiendo a vivir en un mundo sin la Vale. Parte de mi gran fortaleza eras tú. Recuerdo que en esa misma conversación me dijiste: «Háblame de ti, bebé, ¿cómo estás tú?» Y empezamos a hablar de los remedios que compartíamos, y nos empezamos a reír.
No fue nuestra última conversación, pero sí la más linda. En la última me dijiste que no aguantabas los dolores, y eso sigue doliendo. Quizás debería darme paz, porque donde estás ya no duele, pero la verdad es que no te debió doler nunca.
Fuiste el concejal más joven del país, fuiste el escritor con más futuro que he conocido. Siempre serás el Editor Cultural de este proyecto que se llama Diario Al Día, del cual fuiste fundador. Estuviste desde el día uno: del primer presupuesto, de la primera creación de contenido, del primer evento masivo, que obviamente fue un concurso de cuentos, «Rincones de Aconcagua». Pronto volverá, y llevará tu nombre.
Fuiste el mejor «amor» que alguien pudo tener, bebé. «Y siempre seré tu persona», como sé que fuiste para tantas más. Porque tan grande eras de porte, así de grande era tu corazón, y ese amor que me entregabas a mí se lo entregabas a muchas personas más. En tu funeral, alguien dijo: «Mauro no tuvo amigos, tuvo amores», y es tan cierto. No tengo un solo mensaje en el que me digas «amiga», siempre «amor» o «bebé». Para mí, siempre serás mi mejor amigo, mi compañero. Me regalaste 14 años de la más bonita amistad, y ahora seguimos sumando desde otro plano.
Gracias por todo lo que hiciste, por tus libros que perdurarán tu legado, por tu trabajo como concejal que perdurará en Los Andes, y gracias por tocar mi alma. Me haces ser cada día una mejor persona.
Lo único que me atrevo a compartir, porque ya lo había hecho, es uno de los poemas que me regalaste. Me lo diste cuando murió la Vale, y tras tu partida tomó aún más sentido.
Amapola
Las estrellas sonríen en lenguaje propio,
En caminos encarrilados por el destino,
Construimos el amor que damos,
E inhalamos el que recibimos
Nos tomamos la mano en un reloj de arena,
En el que el tiempo es nuestro, nuestro.
Pintamos recuerdos al oleo
Que exponemos en nuestros sueños
Caminamos sobre las mismas huellas,
En la promesa de reunir las miradas,
Se detendrá el fluir de todas las olas,
Y nos encontraremos en un jardín de Amapolas.
Siempre, serás el Editor Cultural de Diario Al Día.
Te llevo en mi corazón y te extraño toodos los días
Victoria Aldunce LLopis
Gerente General Diario Al Día