Investigador Internacional
John Glenn College of Public Affairs
The Ohio State University
Hoy en día el Instituto Nacional, el Liceo de Aplicaciones, el Liceo Uno de Niñas o el Liceo Carmela Carvajal están muy lejos de ser los grandes motores de movilidad social que los caracterizó durante décadas. Hoy los colegios mejor rankeados son casi todos privados pagados.
El exministro Eyzaguirre estaría muy feliz de lograr su meta de “bajar de los patines” a miles de estudiantes de estos colegios que ya no pueden dar los cupos en carreras de excelencia a sus hijos y nietos.
Ahora, esta generación de dirigentes de la “moral distinta” buscan bajar de los patines a sus propias casas de estudios, y lo peor de todo, es que al igual que Marcela Cubillos con su espuria y ridícula defensa de sus 17 millones de sueldo, creen firmemente que están en lo correcto.
El verdadero impacto en el sistema es reconocer que desean replicar la experiencia de los patines, ahora acuñada en una frase del Ministro Cataldo que ha pasado, demasiado desapercibida.
Aquí no se asegura que el sistema financie instituciones de educación superior de calidad, aquí se asegura que estas instituciones “no quiebren” por el sistema. Esa es la meta, nivelando hacia lo más elemental, hacia lo más bajo, nivel para subsistir.
La Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de Chile, son las dos instituciones más prestigiosas del país, concentrando gran parte de las publicaciones académicas relevantes y apareciendo en diversos rankings especializados como parte de las mejores instituciones educacionales de Sudamérica.
Este prestigio atrae a los mejores estudiantes a sus aulas, los que en su inmensa mayoría proviene de sectores acomodados y clase media alta, la mayoría de ellos pagan la totalidad o un porcentaje relevante de sus aranceles. Con el nuevo sistema solo un pequeño porcentaje de estos estudiantes pagaría por sus estudios, lo que a juicio de la Rectora Rosa Devés, generará un impacto directo en disminuir la calidad de la enseñanza, investigación y extensión que realizarán. Pero claro, no existe la posibilidad de que quiebren según nos replica el ministro Cataldo.
Otra de las consecuencias “impensadas” de esta reforma, sería la no inclusión de varias instituciones privadas al futuro FES, creando un conjunto de universidades para familias y estudiantes de alto poder económico que pueden cubrir sus aranceles por cuenta propia. Estas universidades se transformarían de manera sistemática en maquinarias de réplica de la élite política y empresarial, generando un efecto tremendo de segregación, como ya ocurre a nivel escolar.
Todo esto tendrá consecuencias nefastas para el futuro de nuestro país, y sin ir más lejos las palabras de Miguel Ángel Asturias, premio Nobel de Literatura, sobre lo sucedido en su natal Guatemala puede ilustrarnos lo que nos espera, pues “todo arranca de la escuela prociudad tan celebrada por los que lean a los reformadores con fines políticos, ya que no podemos juzgarlos como criminales o imbéciles para creer que siguen aceptando la buena fe, como notables las reformas escolares que nos llevaron a la ruina de donde ahora tratamos de salir.”
Quebrar el sistema es una oscura meta, sobre todo si se busca una reforma desde arriba, que solo logrará equiparar los desastres de los SLEPs en la educación media y básica, junto con los peligrosamente bajos índices de aprendizaje de los niños chilenos en entornos de creciente deserción y violencia.
Pero lo que más me preocupa, es que de verdad piensan que están haciendo lo correcto socialmente.