El Campeonato de Papudo

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Hace muchos años el campeonato de Papudo atraía a lo mejor del tenis nacional. Llegaba Patricio Cornejo, corazón de chileno; y su hermano Armando, radicado en Brasil. Armando Cornejo poseía un primer saque poderosísimo que dejaba largas marcas en el maicillo de las canchas. Aparecían también Patricio Rodríguez y su pupilo José Luis Clerc, jugador argentino  que llegara a empinarse al cuarto lugar en el ranking mundial. Algún Fillol, Jaime Pinto, Ricardo Enaudi; el chico Rivera, aguerrido jugador quien en una final casi le gana al Pato Cornejo. Alejandro Piérola, muy feo, pero jugador inteligente, de hecho un año triunfó en escalafón derrotando a Armando Cornejo. Entre las mujeres destacaban, Leyla Musalen, Ana María Arias de Pinto y Michelle Bull de Rodríguez. En fin, grandes deportistas de todas las edades.

            El Club de Tenis de San Felipe siempre llevaba un buen número de socios a participar en el mentado campeonato. Su primera raqueta era el profesor Enrique Orellana en la categoría honor, el hombre era discapacitado de una de sus extremidades inferiores y con un talento sorprendente. El profesor Orellana luego emigraría a Santiago y sería profesor en el estadio Santa Rosa de Las Condes. Uno de los pupilos más aventajados del profe Orellana era José Figueroa, quien se caracterizaba por no tener pelos en la lengua. La tarde que le tocaba jugar almorzó en la casa de veraneo del doctor Valenzuela, conocido médico de San Felipe y también apasionado tenista. Figueroa, sin medir consecuencias, se repitió el plato de porotos granados. Una hora después se enfrentaba a uno de los hermanos Ossandón, poderosos tenistas de Santiago. Sorpresivamente Figueroa estaba jugando como los dioses. Cuando iba ganando cinco a cero en el primer set, los porotos le comenzaron a pasar la cuenta; la situación digestiva le ordenaba retirarse, pero hizo todo lo que pudo para terminar el partido, en el último juego exclamó:

            ─¡Me jodieron los porotos del doctor Valenzuela!

Así fue como perdió 7/5 y 6/0. Corrió a los camarines y entró al baño. En los camarines se encontraba el famoso Patricio Rodríguez conversando con algunos jóvenes. Uno de ellos le preguntó cómo sería el tenista ideal. Rodríguez respondió:

            ─Para mí, el tenista ideal tendría que tener las piernas y la frialdad de Björn Borg, la agresividad de Jimmy Connors, la sagacidad de John McEnroe, y el cerebro de Ilie Nastase.

            Mientras tanto en el baño se escuchaban unos ruidos de ametralladora. Finalmente, José Figueroa salió del baño y un olor desagradable se esparció por el camarín. Patricio Rodríguez, quien comenzara su carrera tenística en el Club de Tenis de San Felipe, le dijo:

            ─Niño, podrías haberte comido un fru-fru antes de entrar al baño.

            Figueroa le respondió con su desparpajo habitual:

            ─¡Y qué quiere don Pato, que salga olor a colonia Flaño! 

                                                                                                                                  

El gato azul

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