Febrero se aleja del calendario. Las anunciadas terroríficas temperaturas fueron lo acostumbrado en esta zona. Lo que queda de verano son alientos de su agonía. Los calores nos seguirán acompañando durante un tiempo. Sin embargo, el crepúsculo anticipa cada día un poquito más su llegada.
La vuelta a los colegios de los estudiantes es un hecho que marca el nuevo año. También la agitada vorágine de la actividad social. Los niños con su agitada energía y curiosidad regresan ilusionados a la rutina escolar. Los grandes desde otro lugar también. Volver a encontrarse y sociabilizar con sus pares conocidos y otros nuevos que se integrarán con el inicio del curso. Para todos ellos, las vacaciones es un periodo de crecimiento personal y físico. El verano, estación que les otorga un tiempo más dilatado y tranquilo. Muchas veces de inolvidables recuerdos.
Muy diferente los recuerdos que les deja a los niños y adolescente una guerra. Al otro lado del continente, millares de ellos viven y han muerto en un indiscriminado conflicto de ocupación. Sus casas, escuelas y hospitales han sido destruidos. Una población acorralada sin servicios y alimentos. En Gaza, o lo que queda de ella, vemos rostros de niños que ríen mientras les filman en una cola de comida. Instantes de espontanea inocencia. Sin embargo, el horror vivido les agitará el sueño de terribles pesadillas. Miradas oscuras y profundas. Nacieron para existir en una incierta paz.
La masacre por parte de Israel en la Franja de Gaza es insoportable. En su guerra no existen las leyes internacionales establecidas. Cuesta creerlo. El espanto prosigue a pesar de las denuncias hechas por los organismos humanitarios establecidos en la zona. Víctimas ellos mismos de la ofensiva.
Sorprende que un país creado a raíz del Holocausto nazi, haya llegado a este desproporcionado ataque contra la población civil. Un territorio acorralado y abandonado a un futuro sin destino. La intención de Israel sugiere la total desaparición del mapa del pueblo palestino. Obligarlo y condenarlo al éxodo. ¡Qué tremenda ironía! Muchos nos preguntamos, ¿Estados Unidos va a decirle basta a Netanyahu? Naciones Unidas, países europeos y otros, confronta a Israel frente a sus excesos.
Estamos lejos de esa guerra. Sin embargo, cuesta evadirse de ella. Hace unos días veía las imágenes aéreas que mostraba un dron. Camiones de abastecimiento parados en una carretera. Multitudes de hombres y mujeres corriendo para el reparto de alimentos. Los soldados israelíes abriendo fuego contra la hambrienta y desesperada humanidad. Mataron más de cien personas y setecientos heridos.
¿Cuando acabe este conflicto terrible y desproporcionado, habrá justicia para ese pueblo y los miles de niños muertos? Al igual que muchos, espero que Netanyahu sea llevado un día a la Corte Internacional de Justicia y sea condenado por sus crímenes.