Opinión: Como mueren las democracias por Felipe Caro López

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Investigador Internacional

John Glenn College of Public Affairs

The Ohio State University

La reciente ola de asesinatos en Chile, ha repercutido a nivel político y social como no se veía hace mucho tiempo. La cantidad de muertos en diferentes actos delictuales es impresionante. Todo esto, incrementado sin duda, por los videos en redes sociales donde se puede vislumbrar a varias víctimas de estos actos sin ningún tipo de censura.

Y es que Chile tiene miedo, una de las sensaciones más peligrosas como primitivas.

El miedo es para sobrevivir, el miedo es el instinto primario para poder decidir los destinos de nuestra propia vida. La clase política por su parte parece totalmente sobrepasada, sin reacción coordinada ni acorde a los tiempos.

La diputada Ximena Ossandón, se plantea poseer un arma en su casa, mientras que senadores socialistas y diputados de PDG exigen Estado de Sitio en la Región Metropolitana.

El subsecretario Monsalve lo descarta de plano, pero reconoce que dicha tarea es altamente compleja, sobre todo si los homicidios en la RM ya son 253 en lo que va del año.

Con el presidente Boric en Paraguay, la ministra del interior Carolina Tohá y los subsecretarios de la cartera de interior, deben salir a gestionar una crisis como pocas se han visto antes, dudosos resultados iniciales. El flamante nuevo delegado presidencial de la RM, Gonzalo Durán se encuentra con una realidad difícil de enfrentar, pues las fuerzas policiales parecen pocas y los resultados investigativos del Ministerio Público avanzan no lo suficientemente rápido como se desearía en este tipo de casos. Pero, el problema no termina en poder detener y encarcelar a los autores de estos brutales crimines.

En la actualidad, Gendarmería se encuentra imposibilitada de controlar a los presos de alta peligrosidad en una decena de recintos carcelarios. Muchas de estas cárceles cuentan con nuevos inquilinos altamente violentos, varios de los cuales son líderes y sicarios de peligrosas bandas internacionales como así también de sus sucursales en Chile, Los Gallegos, Los Trinitarios como el mismo Tren de Aragua, que el régimen de Nicolas Maduro, como parte de un capítulo de la mejor de las novelas de fantasía, clama haber derrotado en Venezuela, la cuna actual del desarrollo de la delincuencia en América Latina.

Manuel Monsalve indicó a los medios que la mayoría de los detenidos por estos delitos son extranjeros, venezolanos y dominicanos son los protagonistas de estos delitos, y como era de esperar, varios de los cuales han ingresado de manera irregular a Chile.

Nuevamente el tema migratorio se entremezcla con la delincuencia, falta de seguridad y desarrollo del crimen organizado.

A nivel internacional, Unicef solicitó al Estado de Chile «garantizar entornos seguros» para menores tras el cuádruple crimen en Quilicura.

El organismo internacional manifestó que aún el país está a tiempo para evitar que los niños y adolescentes vean envueltos en una irreversible ola de violencia, criminalidad y muerte.

Es este mismo ambiente, el que motivo a la viuda del asesinado teniente Ojeda a solicitar asilo en Argentina. Me imagino que todos sabemos cómo terminará esto de manera irreversible. Entre seguridad y democracia, siempre se preferirá sacrificar la segunda.

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