En un encuentro donde los locales buscaron el protagonismo y el ataque, lamentablemente no pudieron anotar a lo que los capitalinos supieron aprovechar ocasiones y en dos estocadas se quedaron con el triunfo. El próximo encuentro es con un clásico y dificil rival Wanderers de Valparaiso.
El inicio del encuentro se caracterizó por sus altas cuotas de intensidad y un ritmo alto por parte de los de Corengia. Durante gran parte de ese lapso el anfitrión prefirió la banda izquierda para buscar el desequilibrio, por lo que los jóvenes Byro Rivero y Bruno Martini, tuvieron harta participación en el juego.
La propuesta albirroja para buscar el desnivel era muy clara; abrir la cancha para que, desde las bandas, pudieran hacerse del protagonismo el habilísimo Jimmy Cisterna, quien, junto a Rivero, Martini, más el acoplamiento de Bryan Cortés, pudieran allegar balones con ventaja a Miguel Ángel Orellana.
Desde la intensidad, ritmo y ganas, lo de los sanfelipeños era impecable, pero todo carecía de la claridad y pausa suficiente para poder filtrar a la ordenada zaga huaicochera. Prueba de eso es que recién a los 20’ el portero Robert Moewes, hizo su primer contacto con la pelota.
Durante cinco minutos los albirrojos encontraron la claridad suficiente para elaborar y dar la profundidad suficiente para hacer daño, pero a los 21’ Moewes dio el primer aviso que estaba en su tarde al contener un tiro rasante de Byro Rivero; sesenta segundos después el golero confirmó su buena actuación al tapar de manera espectacular un remate muy bien colocado de Bryan Cortés.
Con el encuentro completamente jugándose a una puerta, en el Municipal se instaló la idea que era cosa de tiempo para que el Uní Uní, comenzara a hacer el desnivel, más todavía cuando en una muy buena jugada (36’) asociada tras una salida muy rápida, Miguel Orellana disparó alto cuando estaba bien ubicado para el finiquito.
Barnechea no se complicaba más de la cuenta, por lo que cualquier aventura sobre el pórtico de Andrés Fernández, dependía exclusivamente de lo que dispusiera Roberto Reyes, precisamente el autor intelectual de la primera bofetada visitante, al aprovechar un espacio en la zona defensiva de los locales desde donde salió un centro atrás que capitalizó Bayron Oyarzo, cuando el primer lapso concluía.
Para la segunda mitad, el conjunto albirrojo intentó responder privilegiando la elaboración y con la pelota en el piso. Para lograrlo, el técnico sustituyó a Bruno Martini por Luciano Romero, quien en su debut dejó una grata impresión al mostrar claridad y buena gambeta, descomponiendo a ratos a los forasteros.
.A los 55’’ nuevamente el alemán Moewes le dijo que no a un tiro libre salido del botín de Cortés; después haría lo mismo con una teztaso de Bruno Nasta, en el 78’, momento en los cuales se levantaba el balón para que el ariete trasandino impusiera su físico en el juego aéreo.
Unión San Felipe terminó en el campo de juego con muchos hombres-Lanzini, Romero, Nasta, Cisterna- en ofensiva, mostrando mucho volumen de ataque, pero no mucha profundidad; pero cuando un equipo se vuelca en ataque se generan grietas, y una de esas surgió a los 87’, minuto en el que Mario Briceño, colocó la segunda diana visitante, que en el coloso de la Avenida Maipú se sintió como una verdadera bofetada, porque siendo sinceros, ni el más pesimista de los hinchas unionistas pensó que su equipo pudiera perder en el estreno de la rueda de revanchas de la Primera B.