Frecuenta en primavera los campos cultivados, huertos y jardines cercanos de las casas de poblados y fundos, dispersándose en invierno por los valles y llanuras.
Nidifica en septiembre o antes si el invierno es suave. Arma un nido en bifurcaciones de ramas en árboles frutales. Este nido es del tipo taza abierta, hecho con pastos, musgos y fibras y forrado interiormente con plumas y lanas. En su interior coloca 3 a 6 huevos blancos con ligero tono celeste liso, a veces con insinuaciones de pintas finas de tono café; tamaño promedio de 18-13 mms.
La leyenda cuenta que hace mucho tiempo, se estableció en la zona Atlántica, una tribu indígena. Entre ellos había un guerrero llamado Batsu, quien era muy cruel.
Un día, este guerrero, se propuso buscar esposa y eligió a una mujer joven y hermosa, llamada Jilgue. Ella acostumbraba pasear por el bosque cantando como un pajarillo. Jilgue se entero de las intenciones que tenia Batsu hacia ella y decidió huir, escondiéndose en el bosque.
Cuando Batsu se entero de que Jilgue había desaparecido, se puso muy furioso y envió a todos sus guerreros en busca de ella. Al poco andar escucharon el canto de Jilgue. Pero cuando creían estar cerca del lugar de dónde venía el canto, Jilgue desapareció.
Batsu estallo en cólera y ordeno que se quemara el bosque. Cuando las llamas comenzaban a expandirse le gritó a Jilgue que si salía podía salvarse, por lo que ella le respondió que antes prefería la muerte.
El fuego se hacía cada vez más fuerte. De repente se pudo observar como Jilgue, inconsciente, caía al suelo. Pero un pajarillo color ceniza, con las patas y el pico rojo, comenzó a cantar sobre sus cabezas.
Luego se percataron que no era el canto de un pajarillo, era la voz de Jilgue, que desde entonces se sigue escuchando en el canto de los jilgueros que hoy habitan los bosques de nuestras tierras.