Opinión: «Estoy cesante por María Violeta Silva Ex – Seremi del Trabajo

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“Estoy cesante. Hace más de un año que perdí la pega. Las cuentas se me van acumulando, ya se me acabaron los pocos ahorros y no sé como voy a cubrir las necesidades de mi familia. Además, con mi edad, ya no me contratan en ninguna parte. Me he convertido en un paria de la sociedad”.

Esta frase se la escuché a un cliente que me visitó en mi estudio jurídico, pidiendo ayuda frente al difícil momento que está viviendo. En ese momento se me vinieron a la mente las más de 77.000.-personas que hoy en la región están desempleadas y las más de 250.000.- que trabajan en empleos precarios, sin contrato de trabajo y sin seguridad social. Estos datos son lo que arroja la Encuesta Nacional de Empleo para la región durante el trimestre móvil febrero – abril de 2023.

En situaciones como esta, las cifras tienen un rostro y nos damos cuenta de que el desempleo es mucho más que perder una fuente de ingresos. Se trata de personas y familias que muchas veces no pueden conciliar el sueño, que se enferman pensando en un futuro que no promete mejoras o que desesperadas deciden poner término a sus vidas.

Quizá alguno de ustedes piensa que exagero, pero la verdad es que no hay exageración alguna: en mis más de 20 años de ejercicio profesional, me he topado muchas veces con personas que sufren por la falta de oportunidades laborales y la urgencia de mantener a su familia.

De vuelta a las cifras, en el último mes algunos medios de comunicación han puesto en el debate el mal desempeño del mercado laboral en nuestro país. En efecto, en cifras del INE, durante el último año más de 126 mil personas perdieron su trabajo, en tanto que la informalidad laboral se mantiene en cerca de un 30%. Como si ello no fuere suficiente, la inflación no cede y los salarios han caído casi un 2%.

A ello se ha agregado un factor no menor: el empleo en la burocracia estatal raya en los 94 mil empleos públicos.

De allí que, resulta preocupante no sólo el aumento de la desocupación en nuestra región – lo que seguramente se acentuará en los meses de invierno – sino la falta de atención que a este tema le dan quienes hoy ostentan cargos de poder.

Sin ir más lejos, en la pasada Cuenta Presidencial, se extrañó alguna referencia a políticas de inversión y generación de empleos, dejando de manifiesto que tanto el gobierno como la oposición hoy se centran en disputas políticas que no se hacen cargo de las reales necesidades de la gente, olvidando que fueron electos precisamente para ello. Al parecer la clase política sólo reacciona a responder a las urgencias de la ciudadanía cuando la gota derrama el vaso (como ha ocurrido con la delincuencia); sin embargo, estas respuestas se pierden en la burocracia y la discusión o cuando se apagan las cámaras de televisión.

En materia de empleo, urgen herramientas capaces de generar riqueza así como fuentes laborales dignas y con seguridad social. Sabemos por experiencia que ello es posible si existe la voluntad política. Si el gobierno no lo hace, es hora de que el Parlamento se haga cargo de la dura realidad que viven miles de chilenos y se fije una agenda de reactivación y creación de empleos, que no sólo le devuelva la esperanza a quienes hoy no la tienen sino que además permita recuperar los empleos perdidos en el último año. No esperemos que nuevamente la gota derrame el vaso.

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