Paz por Palestina por Ágata Martin

Compartir en:

Había llovido toda una noche y parte del día después. La cordillera se vistió de blanco. Después llegaron las primeras heladas en la mañana. La escarcha, con los primeros rayos de sol, evaporándose en humo. El paisaje tiene la quietud silenciosa que otorga el otoño caminando al instalado invierno. Gran silencio.

Crea culpa este entorno de paz, sabiendo que en muchas partes del mundo el dolor lo llena todo. Me sumo a la solidaridad de la gente que acude hoy en muchos países para presionar el ¡basta! de una guerra: guerra unilateral de Israel, atacando y destruyendo Gaza y su población. Impactante las imágenes de los israelitas matando a personas hambrientas por querer hacerse con comida en los bloqueados camiones de alimentos. Sorprendente no entender que los países del mundo sigan mirando al lado sin hacer nada para terminar con el sistémico genocidio del pueblo palestino. Muchos periodistas y fotógrafos han sido asesinados por hacer su trabajo. Arriesgando sus vidas con un enemigo que no le importa nada ni nadie para conseguir el objetivo de barrer de esa tierra a los legítimos habitantes.

Terrible sentirse impotente frente a tanta injusticia. Cuesta imaginarse el día que escuchemos ¡Se acabó! Sin embargo, hasta que llegue ese esperanzador día, seguiremos mirando en las pantallas más muertes inocentes por los ataques o de hambre, y las mortíferas armas destruyendo un país ya devastado.

Este es mi granito de arena, mi cómoda participación en este encuentro internacional de apoyo al pueblo palestino, pidiendo el fin de esta guerra unilateral de Israel contra un pueblo civil atrapado, humillado, abandonado al dolor y al horror del espanto.

Con el pesaroso sentir por niños y adultos que sufren y lloran pasmados ante el incomprensible horror; salgo a caminar pisando el mullido suelo de hojas húmedas que alfombran los surcos de los nogales. Pienso a la inmovilidad de los cerros asentados como firmes centinelas cerrando el horizonte.  Lo único que se mueve es el cielo de palidez azul cubriéndose poco a poco por una sábana gris. Una gran quietud se extiende en el paisaje acallado por el canto de los pájaros. Registro estas observaciones del entorno desde mi propio silencio.

Tiempo atrás, atravesando un tránsito de baja pasión por la vida, pensaba con la idea de irme a Gaza, para salir de la vana existencia en la cual mi alma estaba atrapada. La idea se afirmaba con fuerza; aun lo sigo pensando. Una forma que mi vida o muerte cobrara sentido, protegiendo con mis brazos un niño o niña gazati, si esta locura continua. Algo quiero hacer, algo voy a hacer.

Categorías

Deja el primer comentario