Por María Violeta Silva, candidata a diputada distrito 6
El próximo jueves 18 se cierra el período de campaña para las elecciones que se llevarán a cabo el domingo 21. Esto significa, entre otras cosas, que ya no podrá haber más propaganda por cuenta de los candidatos y las candidatas, ya sean presidenciales, a diputados y consejeros regionales.
Me incorporé como candidata a diputada el 1 de septiembre, no estaba en mis planes serlo, y nunca lo había sido, pero dejé el cargo de seremi del Trabajo y Previsión Social de la Región de Valparaíso convencida que no podía restarme del momento histórico que vive el país, ni tampoco de recuperar el representante que teníamos ante la Cámara de Diputados y que perdimos como consecuencia del redistritaje que nos hizo quedar unidos a Quilpué, Villa Alemana y Quillota, grandes centros urbanos que limitan severamente nuestras posibilidades de elegir un diputado o diputada. Quienes nos representaban como Aconcagua en ese tiempo votaron a favor de esa ley que sabíamos sería un desastre para las provincias de Los Andes, San Felipe y Petorca. Ellos hoy guardan silencio para no hacerse cargo del daño que nos legaron con esa normativa ni para que la ciudadanía les pase la cuenta por ineptos y, con ello, ver perjudicada sus posibilidades de llegar al Congreso como pretenden.
En tan corto tiempo de campaña, hice mis mejores esfuerzos para llegar a todos los rincones del Distrito 6, que parte en Quilpué y terminan en Los Andes, para reunirme con los vecinos y las vecinas y escuchar de sus labios las reales necesidades que tienen y sienten. Estoy consciente que no lo conseguí a cabalidad, por eso, mi compromiso es que, una vez electa, me dedicaré a recorrer cada comuna para escuchar a las personas y buscar ser una genuina representante de sus inquietudes y sueños.
Realicé una campaña austera, a diferencia de otros candidatos que hicieron un derroche de recursos. Lo hice motivada en el respeto que merecen todas las personas que aún viven momentos muy difíciles por haber perdido sus trabajos e ingresos y, con ello, el sustento de su hogar. Y eso no me impidió escuchar a la mayor cantidad de personas que pude. Escuché que dentro de sus prioridades está la seguridad, el orden, la necesidad de contar con trabajos dignos, la urgencia de hacer visible las necesidades de nuestro mundo rural y de avanzar en una efectiva descentralización y desconcentración del poder, tanto del nivel nacional como de la capital de la región. Por eso, he postulado con fuerza mi compromiso de recuperar la Región de Aconcagua, vigente hasta el año 1974, y de realizar todos mis esfuerzos y ejercer toda mi influencia para que nuestro Aconcagua vuelva a ser un distrito, tal como lo era, y así volver a elegir sus propios representantes, representantes que vivan y conozcan el territorio y sientan los problemas de su gente.
Estoy consciente que existe una gran desconfianza de la política y los políticos, pero sin ello no hay democracia y sin democracia no hay libertad. Por eso les quiero pedir, con humildad, que confíen en mí y el próximo 21 de noviembre me favorezcan con su voto para elegir a la primera aconcagüina en la historia republicana de nuestro país en llegar al Congreso Nacional.
Como hija de Putaendo, primer territorio libre de Chile, llevo en mi ADN la libertad y la importancia histórica de mi pueblo. Una vez más, los aconcagüinos podemos hacer historia. No dejemos pasar la oportunidad.